miércoles, 15 de enero de 2014

¡Más de quinientos caballos de fuerza!


Infusión 
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Arrastró la niebla un dejo de calor insoportable en la memoria. Una imagen. Su imagen.Todas las olas ignotas se estrellaron en su sien, cada palabra enmarcada en caramelo y nueces. El blanco matutino sobre el mar delgado. // Entonces la frescura de los pinares eternos donde sus ojos vaciaron la hosquedad del cielo pardo, ¡y luego las miles de risas de los niños pájaro!, el dedal de porcelana y el punce del alfiler sobre el ocre de la tarde. /// Su imagen. La sombra pequeñita y encorvada y su cabello a cuestas, castañar en rulos, sus perfectas manos lentas, guantes negros de chaquira y aquella revuelta laboral en fotos. //// - (Ya empezaron las cigarras a agitar sus alas) - bebe del Pernod y vuela su imagen a otras lluvias de junio, a otros aspersores en otros jardines con otros camisones que se mojan y se agitan y al cuerpo ya pegados se esconden dos rubores bajo tibios senos jóvenes. /////  - "Las personas felices no tienen historia", recuerda las lecturas de Simone y sus miedos a acabar envuelta en fuego por abrirse dos botones de la blusa durante una misa en que Raquel a su lado ojeaba discreta y palpitante. ////// - ¡... con más de quinientos caballos de fuerza! - resuena en la radio la voz excitada del corte deportivo de las seis.




El difusor para enredaderas es de Javier Galarza

XVIII

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