martes, 21 de enero de 2014

Cenotafio


Infusión 
20 / 30

A papá, cuyas cenizas en el mar 
son parte fundamental de mis bosques

A mamá, quien me ha enseñado de ciclos,
de palabras, de mundos posibles




Supusieron entregar la vida al campo. Flor y mineral, luego del manto polvoso y citadino, supusieron entregar la tarde a la cosecha, su viento asiluetado a los árboles con fronda, el reino de las horas justas a la vereda matorral prodigiosa y salvaje.

Hicieron de sus manos barro y del barro hicieron más manos que ayudaran a la siembra y a la siega. Domeñaron las pasiones y aturdieron a los búhos con sus artes amatorias bajo el hilo fino de las sedas.

No callaron jamás la risa ni estorbaron la raíz del regocijo (los montes son de la risa porque en la risa encuentra el eco su atrevido interés en devolvernos carcajada y son, lontananza viajera por encinos y cipreses). No blasfemaron de nadie porque con nadie nunca más se toparon; salvo el eco... y por ecos jugaron a esconderse, imaginaron bulla silvestre, hicieron crecer la floresta.

Dos inacabados ratones de urbe y estanquillo son hoy cientos de cigarras, nubes de grillos, áureo palpitar del sol a cuestas y la luna encima. Dos abstemios vigilantes del comer y del beber, del ser-estar y del saber vivir, núcleos partidos de concreto, ya se alimentan sobre las diez (y el zorro grita) de indómitas moras que revientan, de luces amarillas en el cielo, de turbio pastizal, de hondonadas en praderas, de oros sobre el trigo, de nieve en la montaña, ¡fuentes de rocío, miles de piares!, caldo vegetal, borrasca.




Dawn es una foto de Nizmah Mychan

. 20 .

2 comentario(s):

Laura dijo...

leyendo ando :)

Juan Carlos Medrano dijo...

Qué gusto tenerte caminando por estos lares desérticos gracias al Facebook y al Twitter. Agradezco enormemente que te des el tiempo para leer. Abrazo.